
Uno de los mejores recuerdos que tengo de crío es cuando mi abuelo nos llevaba a mí y a mis compañeros del cole a plantar árboles al monte de mi pueblo.
Recuerdo la admiración que sentía por él, por cómo le miraban, cómo trataba a todas las personas sin importarle su aspecto y/o condición social.
Cómo se ganaba el respeto de amigos y enemigos sin tener que levantar nunca la voz y sin ser un bienqueda con todo el mundo.
Obviamente yo no soy objetivo en este asunto, al fin y al cabo era mi abuelo, pero para ponerte en contexto, en un país dividido por la izquierda o la derecha, rojos o grises, madrid o barsa, blablabla…
Que personas de todos los colores, tamaños y formas se paren a saludarlo y a presentarle respetos me llenaba de orgullo( y satisfacción).
En la postguerra utilizó sus recursos para ayudar y dar trabajo a todo el que pudo, sin importarle si iba a misa los domingos, si alguna vez podrían pagarle las patatas que les regalaba, si hablaban bien o mal de él… Todo eso se la pelaba.
Era la mejor persona que he conocido en mi vida, siempre con la cabeza alta y la conciencia tranquila, mi ejemplo a seguir en muchas cosas y a día de hoy sigo sin sentirme plenamente “digno” de su legado.
Pero lo que recuerdo con más cariño es que me transmitió su amor por la naturaleza.
Él era concejal de montes y su suegro fué guarda forestal, así que me gusta pensar que lo llevo en la sangre.
Una vez le pregunté: “Abuelo, ¿cómo puede ser que de una semilla tan pequeña pueda crecer un árbol tan grande?”
“Con cariño y tiempo puedes conseguir cualquier cosa”
En ese momento no entendí nada, tenía ocho años y la curiosidad me llevaba a preguntarle cosas continuamente, pero algo se quedó en el subconsciente y esas palabras me resonaron durante muchos años hasta hoy.
La paciencia es una gran virtud.
El interés compuesto.
La ligera ventaja.
Todos los días una miaja más (como diría el).
Y si encima lo haces con cariño rompes todas las barreras, todas las excusas.
Te levantas cada mañana con ganas de seguir tu rutina, subiendo peldaños día tras día.
Pero lo importante no es el objetivo final, eso sería lo que te diría cualquier bocachanclo que te aparece en los anuncios de Youtube.
Para mí lo importante es el camino, la estrategia global, sentirme to aguhhtico y calidaaadehh con lo que hago día tras día y los resultados (dinero) se convierten en una consecuencia.
Y así es como yo veo el SEO y los negocios online en general:
Sembrar
Regar con cariño y paciencia.
Crecimiento orgánico.
trabajo de artesano sin llamar la atención.
Cómo ha sido siempre, mucho antes de internet, mucho antes de nosotros inconscientes humanos, cómo la naturaleza lleva haciendo miles de años.
Eso es lo que trato de aplicar en mis propios proyectos y para los de las personas que han confiado en mí para ayudarles en su camino emprendedor.
Si necesitas ayuda para crear contenido en tu proyecto te recomiendo que te suscribas a mi correo semanal que puedes leer en 2 minutos, sin fuegos artificiales, solo experiencia.
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